Introdución

La Iglesia Hermanos Menonitas tiene sus inicios en la Reforma Evangélica Anabautista de los años 1600, un movimiento que luchó por recuperar la fe y vida del Nuevo Testamento. La Iglesia Hermanos Menonitas nació como un movimiento de renovación en Rusia en 1860. Los esfuerzos misioneros mundiales y las migraciones que nos han esparcido por todos los países, han producido un movimiento que le ha dado vuelta a todo el globo terráqueo. La Iglesia Hermanos Menonitas enfatiza la importancia de la autoridad de la Biblia, acomodando los artículos de la Profesión de Fe para conectar las enseñanzas bíblicas con el discipulado contemporáneo. Como Menno Simons, tomamos como base central el verso bíblico, “Porque ninguno puede poner otro fundamento que el que ya ha sido puesto, el cual es Jesucristo” (1 Cor. 3:11)

La confesión de fe de 2014 de los Hermanos Menonitas lleva la redacción del Artículo 13 que fue cambiado de la versión norteamericana de la Confesión de Fe de 1999. La Profesión de Fe Norteamericana de 1999 es una revisión completa de la Profesión de los Hermanos Menonitas anterior. La Profesión de 1902, adoptada en Rusia y Norteamérica, se revisó en 1975. La Profesión de Fe de 1999 fue escrita y aceptada por la Iglesia Hermanos Menonitas de Norteamérica para usarla en Estados Unidos y Canadá. Los que elaboraron esta Profesión reconoce con agradecimiento su deuda a la Profesión de Fe desde una Perspectiva Menonita Confession of Faith in a Mennonite Perspective. Después de un proceso de una década de escritura, consultando con congregaciones de Hermanos Menonitas y conferencias nacionales afiliadas, y revisión hasta llegar con la aprobación final en 1999 en la reunión del Conferencia General en Wichita, Kansas en julio del mismo año.  Esa versión fue adoptada por la Conferencia Canadiense de Hermanos Menonitas y también por la Conferencia de Hermanos Menonitas de los Estados Unidos después de la disolución de la Conferencia General en 2000.

En la convención de 2010 de los Hermanos Menonitas de los Estados Unidos que llevó a cabo en Surrey, British Columbia, Canadá, la mesa ejecutiva de Fe y Vida de los Hermanos Menonitas de los Estados Unidos fue dado el deber de revisar el Artículo 13 de la Confesión de Fe de 1999 para establecer nuestro cumplimiento de nuestro entendimiento actual de Biblia y como la vivimos. Después de consultación con individuos, iglesias, distritos, y las iglesias  de Hermanos Menonitas de la Conferencia Canadiense y después de muchas revisiones y aprobación de la mesa ejecutiva de la Comunidad Internacional de Iglesias de Hermanos Menonitas, la mesa ejecutiva de Fe y Vida de Hermanos Menonitas de los Estados Unidos propuso la redacción actual de Artículo 13 en la convención de los Hermanos Menonitas de los Estados Unidos que llevó a cabo en Santa Clara, California en julio de 2014 donde los delegados aprobaron el artículo igual como aparece aquí.

La Biblia es nuestra autoridad escrita. Como Anabautistas, creemos que la interpretación autoritativa de la Biblia es el resultado de la reflexión corporativa bajo la guianza del Espíritu Santo. Esta profesión es el resultado de un proceso y no sólo describe como la Iglesia Hermanos Menonitas en Canadá y los Estados Unidos interpretan la Biblia para nuestro contexto sino también es una guía autoritativa para la interpretación bíblica, identidad teológica y ética práctica.

El lector debe estar al tanto de los convencionalismos literarios que se usan en esta profesión. Las referencias bíblicas se encuentran al final de cada artículo y no pretende ser una lista exhaustiva y su fin principal no es ser una prueba textual para el artículo. Los pronombres personales de Dios se usan en mayúsculas para recordarle al lector que el uso del pronombre masculino es un asunto del lenguaje humano. Dios no es masculino ni femenino, los humanos, masculino y femenino, fueron creados a la imagen de Dios. Hay disponible un comentario más completo y aplicación pastoral de esta profesión en Kindred Producciones. Se recomienda una versión litúrgica de esta profesión, Profesando Juntos, para el uso en los cultos congregacionales.

(Revisado y actualizado de la introducción de la Confesión de Fe de 1999)

Artículo 1 – Dios

Creemos en un Dios vivo y verdadero, Creador del cielo y de la tierra. Dios es todopoderoso, perfecto en sabiduría, justo en juicio y abundando en amor. Dios es soberano y gobierna sobre todas las cosas, visibles e invisibles, es el Pastor que rescata al perdido e indefenso. Dios es amparo y fortaleza para todos los necesitados. Dios es fuego consumidor, perfecto en santidad, lento para la ira y grande en misericordia. Dios conforta como una madre amorosa, entrena y disciplina como un padre cuidadoso y persiste en Su pacto de amor como un fiel esposo. Confesamos a Dios como eterno Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Dios Padre

Dios el Padre es la fuente de toda vida, en Él vivimos, nos movemos y somos. El Padre busca adoradores que le adoren en espíritu y verdad y oye la oración de todos los que le buscan. En el cumplimiento del tiempo, el Padre envió al Hijo para salvar al mundo. Por medio de Jesucristo, el Padre adopta a todos los que responden en fe al mensaje del evangelio, perdona a todo aquel que se arrepiente de sus pecados y establece un nuevo pacto con ellos. Dios da el Consolador, El Espíritu Santo, a todos Sus hijos. El amor creativo y redentor de Dios sustenta este mundo hasta el fin de las edades.

Dios Hijo

El Hijo por quien todas las cosas fueron creadas y quien sostiene todo, es la imagen del Dios invisible. Concebido por el Espíritu Santo, nacido de la virgen María, Jesús tomó la naturaleza humana para redimir al mundo del pecador. Él reveló la plenitud de Dios a través de su vida sin pecado y obediencia. A través de sus palabras y con sus obras Jesús proclamó el Reino de Dios, trayendo buenas nuevas a los pobres, libertando a los cautivos, y dando vista a los ciegos. Cristo triunfó sobre el pecado por medio de Su muerte y resurrección, y fue exaltado como Señor de la creación y de la Iglesia.

El Salvador del mundo invita a todos a reconciliarse con Dios, ofreciendo paz a todos, los que están lejos y los que están cerca y los llama a seguirle en el camino de la cruz. Hasta que el Señor Jesús regrese en gloria, Él intercede por los creyentes, es su abogado y los invita a que sean sus testigos.

Dios Espíritu Santo

El Espíritu Santo, el Consolador, es el poder creativo, presencia y sabiduría de Dios. El Espíritu convence a las personas de su pecado, les da nueva vida y los guía a toda verdad. Por el Espíritu los creyentes son bautizados en un cuerpo. El Espíritu que mora en ellos testifica que son hijos de Dios, distribuye dones para el ministerio, los llena de poder para testificar y dar fruto de justicia. Como Consolador, el Espíritu Santo ayuda a los hijos de Dios en sus debilidades, intercede por ellos de acuerdo a la voluntad de Dios y les dé seguridad de la vida eterna.

Génesis 1; Éxodo 15.2-3; 34.6-7; Deuteronomio 6.4-6; Salmo 8.23; 139; Isaías 55.8-9; 66.12- 13; Jeremías 31.31-34; Oseas 11.1-4; Mateo 1.18-25; 5-7; 28.18-20; Marcos 8.34-38; Lucas 4.18-19; Juan 1.1-18; 14-26; 16.7-15; Hechos 1.8; 2.1-4; Romanos 8.1-17; 1 Corintios 12.4-7,13; 15.3-8; 2 Corintios 1.22; 5.16-21; 13.14; Gálatas 5.22-23; 1.15-2.22; 3.14-21; Filipenses 2.6-11; Colosenses 1.15-20; 1 Timoteo 2.11-13; Hebreos 12.7-11; 1 Pedro 2.21-25; 1 Juan 2.21-25; Apocalipsis 5.5-6,9-10.

Artículo 2 – La Revelación De Dios

La revelación misma de Dios

Creemos que Dios se ha dado a conocer a toda la humanidad. El poder y naturaleza de

Dios siempre han sido evidentes en la creación. El Antiguo Testamento nos revela a Dios como el que estableció un pacto de relación con Israel para dar a conocer a todas el plan de eterna salvación. Jesucristo fue la revelación suprema de Dios, tal como lo vemos en el Nuevo Testamento. El Espíritu Santo continúa dándolo a conocer, revelando a Dios tanto a individuos como a la Iglesia, y esta revelación estará siempre de acuerdo con las Sagradas Escrituras.

La Palabra de Dios escrita


Creemos que toda la Biblia fue inspirada por Dios por medio del Espíritu Santo. El

mismo Espíritu guía a la comunidad de fe en la interpretación de las Escrituras. La persona de Cristo, Sus enseñanzas y Su vida dan continuidad y claridad a ambos, Antiguo y Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento testifica de Cristo y el Nuevo Testamento proclama a Cristo. Aceptamos la Biblia como la Palabra infalible de Dios y la guía autoritativa de fe y conducta.

Génesis 19.1-7; 12.1-3; Éxodo 6.2-8; Salmo 19.1-11; 119; Mateo 5.17-18; Lucas 24.27, 44-47; Juan 1.16-18; 16.13; Hechos 8.34-35; Romanos 1.18-21; Hebreos 1.1-2, Colosenses 1.15-23; 2 Timoteo 3.14-17; 2 Pedro 1.16-21.

Artículo 3
– La Creación Y La Humanidad

La Creación


Creemos que en el principio Dios creó los cielos y la tierra y todo fue muy bueno. Toda la creación expresa la soberana voluntad y diseño de Dios, pero permanece separada del Creador. El Universo pertenece a Dios, Quien lo cuida y lo sustenta. La creación declara la sabiduría y el poder de Dios e invita a todos a que le adoren.

La Humanidad

El acto culminate de la creación fue la raza humana, diseñada para vivir en armonía con Dios y en una relación de ayuda mutua los unos con los otros. Dios los creó varón y hembra, a Su imagen. El Creador les dio el sagrado mandamiento de gobernar y cuidar la creación, y la libertad de obedecerle o desobedecerle. Por medio de la desobediencia voluntaria de Adán y Eva, el pecado entró al mundo. Como resultado, la naturaleza humana es perversa y la humanidad está alejada de Dios y de la creación. La creación está bajo esclavitud y en continuo deterioro. La humanidad y la creación anhelan ser liberados.

La Nueva Creación

El pecado, la culpa y muerte no prevalecerán. Dios va a crear un cielo nuevo y una tierra nueva donde no habrá maldad, sufrimiento o muerte. Los inicios de esta nueva creación ya están presentes en aquellos que aceptan el perdón de Dios por medio de Cristo. En Cristo todas las cosas han sido reconciliadas y creadas nuevas.

Génesis 1-3; Salmo 8.6; 19.1-6; 24.1-2; 89.11; 95.5; 104; Proverbios 8.22-31; Isaías 40.12-31; 44.24; Juan 1.1-4,10; 17.5; Romanos 1.19-20; 5.17-21; 6.4; 8.18-25; 1 Corintios 8.6; 15.20-27; 2 Corintios 3.18; 4.6; 5.16-19; Gálatas 3.28, 6.15; Efesios 1.4,9-10; 2.11-22; 4.24; Colosenses 1.15-17; Hebreos 11.3; Apocalipsis 4.8-11; 21.1-5; 22.13.

Artículo 4
– El Pecado Y La Maldad

El pecado y sus consecuencias


Creemos que los primeros seres humanos cedieron al tentador y cayeron en pecado. Desde entonces la humanidad desobedece a Dios y elige pecar aislándose así de la gloria de Dios. Como resultado, el pecado y la maldad han ganado terreno en el mundo, interrumpiendo los propósitos de Dios para el orden creado y alejando la humanidad de Dios; consecuentemente de la creación, el uno del otro y de sí mismos. El pecado trae como resultado muerte física y espiritual. Porque todos han pecado, todos enfrentan la eterna separación de Dios.

Principados y Potestades

El pecado es un poder que esclaviza a la humanidad. Satanás, el adversario, busca gobernar la creación y usa el pecado para corromper la naturaleza humana con el orgullo y el egoísmo. Al pecar, las personas se apartan de Dios, cambiando la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a la criatura en vez de al Creador. El pecado expone a individuos y a grupos a ataduras de principados y potestades demoníacos. Estas potestades también obran a través de sistemas políticos, económicos, sociales, y aún religiosos, para lograr que la humanidad se aleje de la santidad, justicia y verdad. Todos los humanos están bajo el dominio del pecado, ya sea en palabras, pensamientos, hechos o actitudes y por sí mismos no pueden vencer su poder.

Génesis 3-6-11; Salmo 14.1-3; 36.1-4; 52.1-7; 58.1-5; 82; Isaías 53.6; Ezequiel 16.49-50; Amós 2.4-8; Marcos 7.20-23; Juan 8.34,44; Romanos 1.21-32; 3.9-18,23; 5.12-14,18-19; 6.23; Gálatas 5.19-21; Efesios 2.1-3; 6.12; 1 Pedro 5.8-9; 1 Juan 1.8-10; Apocalipsis 12.9.

Artículo 5 – La Salvación

La iniciativa de Dios


Creemos que Dios obra para liberar, santificar, redimir y restaurar un mundo dominado por el pecado. Desde el principio, el propósito de Dios ha sido crear un pueblo para habitar entre ellos y bendecirlos. La creación y toda la humanidad están sin esperanza de salvación, excepto por medio del amor y la gracia de Dios. El amor de Dios se demuestra en su totalidad en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo.

El plan de Dios


A través de toda la historia, Dios ha actuado poderosamente para liberar a las personas de la esclavitud y atraerlas a una relación de pacto. Por medio de los profetas, Dios preparó el camino de salvación, hasta reconciliar al mundo con Él, por medio de la expiación de la sangre de Cristo. Cuando las personas ponen su confianza en Cristo, son salvos por gracia por medio de la fe, no por lo que hagan por sí, pues es un regalo de Dios. Dios los perdona y los libra de la esclavitud del pecado, los hace nuevas criaturas en Cristo, les da poder por el Espíritu Santo y los sella para vida eterna. Cuando el pecado y la muerte finalmente sean derrotados y los redimidos se reúnan en el cielo nuevo y la tierra nueva, Dios habrá culminado el plan de salvación.

La respuesta Humana

Aunque Jesús entró a un mundo sujeto al pecado, eligió no someterse a su encanto y así destruyó su dominio. Por medio de Su obediencia, muerte en la cruz y gloriosa resurrección, Cristo triunfó sobre Satanás y los poderes del pecado y la muerte, abriendo el camino para que toda las personas lo sigan. Convencidos por el Espíritu Santo, las personas dejan el pecado, encargan sus vidas a Dios, confiesan a Jesucristo como Señor y se unen a la familia de Dios. Todo el que recibe a Cristo nace de nuevo y tiene paz con Dios y es llamado a amar a otros y a vivir en paz con su prójimo. Los que Dios salva, no viven para sí porque han sido liberados del pecado y son llamados a una vida nueva.

Éxodo 6.1-8; 15.2; 20.2; Salmo 68.19-20; Isaías 43.1; Mateo 4.1-11; Marcos 10.45; Juan 1.12; 3.1-21; 13.34-35; 16.8-11; Romanos 3.24-26; 5.8,12-21; 8.18-25; 10.9-10; 1 Corintios 1.18; 2.5,14-21; Efesios 1.5-10,13-14; 2.8-9; Colosenses 1.13-14; 2.15; Hebreos 2.14-18; 4.12; 5.7-9; 9.15-28; 11.6; 1 Juan 4.7-11; Apocalipsis 5.9-10; 21.1-4.

Artículo 6
– La Naturaleza De La Iglesia

El Llamado de Dios


Creemos que la Iglesia es un grupo de personas que ha respondido en fe al llamado de

Dios por medio de Jesucristo, que se unen a la congregación local por la confesión pública del bautismo. Los miembros de la iglesia se comprometen a seguir a Cristo en una vida de discipulado y testimonio, llenas de poder del Espíritu Santo.

El Cuerpo de Cristo

La Iglesia es un cuerpo de creyentes, hombres y mujeres, de toda nación, raza y clase social, cuya cabeza es Cristo. La iglesia unida por un Espíritu, hace que Cristo sea visible en el mundo. La Iglesia existe como cuerpos locales de creyentes y como una comunidad de fe mundial.

La adoración

La Iglesia se nutre y renueva al reunirse regularmente para glorificar a Dios. La primera iglesia se reunía el primer día de la semana para celebrar la resurrección de Jesucristo de entre los muertos. La comunidad de adoradores celebra la fidelidad y gracia de Dios, reafirman su fidelidad a Dios, edifican los miembros del cuerpo y buscan la voluntad de Dios para su vida y su misión. Al celebrar el bautismos y santa cena, la iglesia proclama las buenas nuevas de salvación.

El Compañerismo y Responsabilidad Mutua

La Iglesia es una comunidad de pacto en la cual los miembros son responsables mutuamente en los asuntos de su vida y su fe. Se aman, se cuidan y oran el uno por el otro, comparten el gozo y las cargas el uno con el otro y se amonestan y se corrigen el uno al otro. Comparten los bienes materiales según la necesidad. Las congregaciones locales siguen el ejemplo del Nuevo Testamento, buscando consejo de la Iglesia General en asuntos que afectan su testimonio y misión como comunidad. Las congregaciones trabajan juntas en un espíritu de amor y sumisión mutua e interdependencia.

El Nuevo Testamento nos guía a practicar la disciplina de iglesia redentora, siendo así responsable de corregir a los miembros que continúan pecando. Las congregaciones perdonan y restauran a los que se arrepienten, pero formalmente excluyen a los que ignoran la disciplina.

Los Dones para el Ministerio

Por medio del Espíritu Santo, Dios da dones a cada miembro para el bienestar de todo el cuerpo. Estos dones son para ejercerlos en el servicio de Dios, para edificar la iglesia y para ministrar en el mundo. Dios llama a personas para equipar la iglesia para el ministerio. Los líderes deben ser modelos de Cristo en su vida personal, vida familiar y en la iglesia. En oración, la iglesia discierne los líderes, los afirma, los apoya y los corrige en un espíritu de amor.

Mateo 16.13-20; 18.15-20; Juan 13.1-20; 17.1-26; Hechos 1.8; 2.1-4,37-47; 11.2-8; 15.1-35; Romanos 12.3-8; 1 Corintios 5.1-8,12-14; 2 Corintios 2.5-11; Gálatas 3.26-28; 6.1-5; Efesios 1.18-23; 2.11-22; 4.4-6,11-16; 1 Tesalonicenses 5.22-23; 1 Timoteo 3.1-7; Tito 1.7-9; 1 Pedro 2.9-12; 5.1-4.

Artículo 7
– La Misión De La Iglesia

La Gran Comisión y el Gran Mandamiento


Creemos que las buenas nuevas de salvación de Dios en Cristo Jesús son para todas las

personas. Cristo manda a la Iglesia a hacer discípulos a todas las naciones, llamando a las personas al arrepentimiento, bautizándolos y enseñándoles a obedecer a Jesús. Jesús enseñó que los discípulos deben mostrar su amor a Dios y al prójimo compartíendoles las buenas nuevas y haciendo obras en amor y compasión.

El Testigo

El Espíritu Santo da poder a cada cristiano para testificar de la salvación de Dios. La Iglesia como cuerpo da testimonio del reino de Dios en el mundo, la iglesia revela el propósito de salvación al mundo.

Mateo 5.13-16; 22.34-40; 28.18-20; Marcos 1.15; 12.28-34; Lucas 10.25; 24.45-49; Juan 20.21- 23; Hechos 1.8; Romanos 1.16-18; 2 Corintios 5.18-20; Efesios 3.10-11.

Artículo 8
– El Bautismo Cristiano

La Confesión


Creemos que cuando Dios le obsequia la salvación a las personas, deben ser bautizadas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. El bautismo señala que han sido limpiados del pecado. Es un pacto con la Iglesia de caminar con Cristo, en el poder del Espíritu Santo.

El Significado

El bautismo en agua es un testimonio público que la persona se ha arrepentido de los pecados, ha recibido el perdón de pecados, ha muerto con Cristo al pecado, ha sido resucitado a una nueva vida y ha recibido el Espíritu Santo. El bautismo es una señal de la incorporación del creyente al cuerpo de Cristo en la iglesia local. El bautismo es también una promesa de servir a Cristo según los dones dados a cada persona.

Elegibilidad

El bautismo es para los que confiesan a Jesucristo como Señor y Salvador y se comprometen a seguirle en obediencia como miembros de la iglesia local. El bautismo es para los que entienden su significado, pueden ser responsables ante Cristo y la iglesia, y que voluntariamente lo piden a base de su fe en Cristo.

Práctica

Nosotros practicamos el bautismo en aguas por inmersión, administrado por la iglesia local. Las congregaciones locales pueden recibir como miembros a los que han sido bautizados de otra manera, por medio de su confesión de fe. Las personas que fueron bautizadas en su niñez, y desean ser miembros de una congregación Hermanos Menonitas deben recibir el bautismo en agua en base a su confesión de fe.

Mateo 3.13-17; 28.18-20; Hechos 2.38; Romanos 6.2-6; 1 Corintios 12.13; Colosenses 2.12-13; Gálatas 3.26-27; Efesios 4.4-6.

Artículo 9
– La Cena Del Señor

Significado


La iglesia celebra la Santa Cena tal como fue instituida por Cristo, se centra en Cristo, cuyo cuerpo fue quebrantado por nosotros y Su sangre derramada para proveer salvación a los creyentes y establecer el nuevo pacto. En la Santa Cena, la iglesia se identifica con la vida de Cristo ofrecida en regalo por la redención de la humanidad y proclama la muerte del Señor hasta que Él venga. La Santa Cena expresa el compañerismo y la unidad de los creyentes con Cristo y es a la vez un recordatorio, una celebración y alabanza que fortalece a los creyentes para un verdadero discipulado y servicio.

Práctica


En preparación para la celebración de la Santa Cena, todo creyente se examina a símismo. Todos los que entienden su significado, que confiesan a Jesucristo como Señor en palabra y vida, que apoyan su congregación y que están viviendo en una correcta relación con Dios y con los demás, están invitados a participar. De acuerdo con el Nuevo Testamento, el bautismo en agua debe preceder a la participación de la Santa Cena.

Mateo 26.26-30; Hechos 2.41-42; 1 Corintios 10.16-17; 11.23-32.

Artículo 10
– El Discipulado

Siguiendo a Jesús


Creemos que Jesús llama a personas que han experimentado el gozo del nuevo nacimiento a seguirle como discípulos. Al llamar a sus seguidores que tomen la cruz, Cristo los invita a que rechacen los valores del mundo, que no son de Dios, y que se ofrezcan a sí mismos a Dios en una vida de servicio. El Espíritu Santo que vive en cada cristiano da poder a cada creyente para vencer las actitudes y acciones que son fruto de la naturaleza pecaminosa. Los discípulos se deleitan en obedecer a Dios, con amor y gratitud.

Unidos en una Comunidad Diferente


Cristianos gozan de comunión con Dios y con otros creyentes. En el bautismo de creyentes se unen a la iglesia local, se comprometen a edificar el cuerpo de Cristo y dar testimonio de la buena nueva de la esperanza cristiana. En la comunidad de miembros a crecer en la madurez, ya que demuestran el fruto del Espíritu, usan sus dones espirituales, y practican la responsabilidad mutua en las disciplinas de la vida cristiana. Cristianos confiesan pecado, arrepiéntete, y la experiencia de la gracia de Dios en la vida de la comunidad cristiana.

Demostrando Verdadera Fe

Jesús enseña que el discipulado es negarse a sí mismo y promete bendición para los que sufren por la justicia. Los discípulos deben resistir los valores y sistemas del mundo, la naturaleza pecaminosa y al diablo. Los discípulos tratan a otros con compasión y gentileza y rechazan la violencia como respuesta a la injusticia. Los discípulos hablan honestamente para edificar a otros, rechazan palabras deshonestas y vulgares. Ellos buscan evitar demandas para resolver agravios personales especialmente con otros creyentes. Los discípulos se mantienen en pureza sexual y fidelidad matrimonial y rechazan todo lo inmoral como relaciones sexuales prematrimoniales y extramatrimoniales así como toda práctica homosexual. Ser un discípulo significa ser fiel a Jesús en la vida diaria.

Salmo 1; 119; Amós 5.24; Mateo 5-7; 18-15-20; Marcos 8.34; Juan 8.31-32; 13.34-35; 15.14-15; Hechos 2.41-47; Romanos 1.24-31; 8.1-30; 12; 1 Corintios 6.9-11; 11.1; 12.1-13; 2 Corintios 8-9; Gálatas 2.20; 5.16-26; 6.1-2; Efesios 4.11-12,15-16; 5.1,18; Filipenses 2.6-8; Colosenses 3.1- 17; 1 Tesalonicenses 4.3-8; 5.17; 1 Timoteo 1.9-11; 2.1-8; 4.6-8; 2 Timoteo 3.14-17; Hebreos 12.1-3; 13.4-5; Santiago 1.22-27; 1 Pedro 2.20-25; 3.15; 5.8-9; 1 Juan 1.3; 6-9; 2.15-17.

Artículo 11
– Los Solteros, Los Casados Y La Familia

Creemos que el matrimonio y la familia fueron instituidos por Dios. La iglesia bendice a ambos, tanto al soltero como al casado y anima a las familias a que crezcan en amor.

El Matrimonio

El matrimonio es una relación de pacto que une a un hombre y una mujer para toda la vida. En la creación Dios diseñó el matrimonio para el compañerismo, la unión sexual, la procreación y nutrir los hijos. La intimidad sexual es permisible únicamente dentro del matrimonio. El matrimonio se debe caracterizar por el amor mutuo, fidelidad y sumisión. Un creyente no se debe casar con un incrédulo.

La comunidad de fe bendice y nutre las relaciones matrimoniales y se esfuerza para reconciliar a matrimonios en problemas. La pecaminosidad humana, sin embargo, puede conducir al divorcio lo cual es una violación de las intenciones de Dios para el matrimonio. La familia de Dios ofrece esperanza y sanidad con compasión y verdad, y a la vez sostiene los ideales bíblicos de fidelidad en el matrimonio.

Los Solteros

Los solteros son honrados de igual manera que los casados, algunas veces se les da preferencia. La iglesia debe bendecir, respetar e incluir en todo a los solteros. Los que permanecen solteros pueden encontrar oportunidades únicas para el avance del reino de Dios. Dios llama a solteros y casados a vivir en pureza sexual.

La Familia

La intención de Dios es que la relación familiar en todas las etapas de la vida sea caracterizada por amor. Los hijos son un regalo de Dios. Los padres que están en Dios deben instruir y nutrir en la fe a sus hijos. Los padres deben disciplinar a sus hijos sabia y amorosamente no provocándolos a ira. Los hijos deben honrar y obedecer a sus padres.

Génesis 1.26-31; 2.18-24; 5.1-5; 12.1-3; Éxodo 22.16-17; Levítico 18.22; 20.13; Deuteronomio 6.4; 24.1-4; Salmo 127.3-5; Proverbios 31; Mateo 5.31; 10.34-39; 19.3-12; 22.23-33; Marcos 3.31-35; 7.9-13; 10.6-11; Lucas 16.18; Romanos 7.2-3; 14.12; 1 Corintios 7.8-40; 2 Corintios 6.14-15; Efesios 5.21; 6.4.

Artículo 12
– La Sociedad Y El Estado

El Estado Instituido por Dios


Creemos que Dios instituyó el estado para promover el bienestar de todos. Los cristianos cooperan con los demás en la sociedad para defender a los débiles, velar por los pobres y promover justicia, derecho y verdad. Los creyentes testifican contra la corrupción, discriminación e injusticias, ejercen responsabilidades sociales, pagan impuestos y obedecen las leyes que no son contrarias a la Palabra de Dios.

Dios ha dado autoridad a los gobiernos para mantener la ley y el orden y castigar a los que practican el mal. Los seguidores de Cristo respetan a los que están en autoridad y oran por ellos para que el orden y la paz prevalezcan, deploran la muerte en el ejercicio de la violencia de parte del Estado.

La Lealtad Cristiana en la Sociedad

La lealtad primordial de todo cristiano es el Reino de Cristo y no el Estado o la sociedad, porque su ciudadanía está en el cielo. Dios llama a los cristianos a resistir la tentación idólatra de conceder al Estado la devoción que le pertenece a Dios. Como embajadores de Cristo, actúan como agentes de reconciliación y buscan el bienestar de todas las personas.

Porque Cristo prohíbe el juramento de credos, nosotros simplemente afirmamos la verdad en transacciones legales. Los creyentes no participan en sociedades secretas donde se demanda juramento de credos o de alguna manera entra en conflicto con la lealtad a Cristo y la iglesia. Los creyentes son llamados a siempre vivir como fieles en el mundo, rechazando las presiones que los amenacen a transigir su integridad cristiana.

Éxodo 20.13,6; Levítico 19.11; Salmo 82.3-4; Jeremías 29.7; Daniel 2.21; 3.17-18; 4.17; Mateo 5.13-16,33-37; 6.33; 17.24-27; 22.17-21; Juan 15.19; 17.14-18; Hechos 5.29; Romanos 13.1-7; 1 Corintios 5.9-13; 2 Corintios 6.14-18; Efesios 5.6-13; Filipenses 1.27; 3.20; 1 Timoteo 2.1-4; Tito 2.1-4; Santiago 5.12; 1 Pedro 2:13-17.

Artículo 13 – Amor, Pacificación y Reconciliación

Communidad de Paz de Dios

Creemos que Dios en Cristo reconcilia gente con Él mismo y uno al otro, haciendo paz através de la cruz.  La iglesia es la confraternidad de un pueblo redimido viviendo en amor.  Esta unión entre los seguidores de Jesús transciende todas barreras raciales, sociales y nacionales.

Pacificación Cristiana

Activamente buscamos paz y reconciliación en todas relaciones por medio del ejemplo de Cristo y su mandamiento de amar Dios, prójimos y también los enemigos.  Logramos de ser hacedores de paz y agentes de reconciliación en familias, iglesias, comunidades, en nuestra nación y por todo el mundo.

Como hacedores de paz ayudamos en el sufrimiento, disminuyendo conflicto, promoviendo la justicia y obrar para terminar la violencia y guerra para que otros vean un ejemplo del amor de Cristo.  Como en algunas iglesias de paz muchos de nosotros elegimos de no participar en el militar sino que buscamos otras formas de servicio.

Porque Jesús es Señor, su ejemplo y enseñaza toma prioridad sobre el nacionalismo y las exigencias de las autoridades humanas.

Éxodo 20:1-17; Jeremías 29:7; Mateo 5:9, 17-26, 38-46; Romanos 12:9-21, 13:8-10; 2 Corintios 5:15-20; Efesios 2:14-18; 1 Pedro 2:19-23

Artículo 14 – La Santidad De La Vida Humana

Creemos que toda vida humana pertenece a dios.  Cada persona ha sido creada en la imagen de dios y debe ser celebrada y desarrollada. Porque dios es el creador, el autor y dador de la vida, nos oponemos a todas las acciones y actitudes que devalúan la vida humana. Los no nacidos, los discapacitados, los pobres, personas de mayor edad y gente terminal son especialmente vulnerables a tales injusticias. Cristo llama al pueblo de todas las naciones para cuidar a los indefensos.

Dios valora la vida humana altamente. Las decisiones finales con respecto a la vida y la muerte pertenecen a dios. Por lo tanto, sostenemos que los procedimientos diseñados para quitar la vida, incluyendo el aborto, la eutanasia y el suicidio asistido, son una afrenta a la soberanía de dios. Estimamos los resultados de la ciencia médica para mantener la vida, pero reconocemos que existen límites de valor del sostenimiento de la vida indefinidamente. En todas las decisiones éticas complejas sobre la vida y la muerte, buscamos ofrecer esperanza y sanidad, apoyo y consejo en el contexto de la comunidad cristiana.

Génesis 1:26-27; 2:07 Génesis, Éxodo 20:13, Job 31:15; Salmo 139:13-16; Amos 1-2; 6:25-27 Mateo, Mateo 25:31-46; Juan 10 : 11.

Artículo 15
– La Mayordomía

Mandato de Dios en la Creación


Creemos que el Universo y todo lo que en él hay pertenece a Dios el Creador. Dios ha confiado el cuidado de la tierra a toda la humanidad, quienes son responsables por el manejo de sus recursos. El buen administrador usa las abundancias del mundo para suplir la necesidad humana, pero resiste la explotación injusta de la tierra y sus habitantes. Toda dádiva de Dios se debe recibir con gratitud y debe usarse con responsabilidad.

Viviendo con Responsabilidad

Confesar a Jesús como Señor implica un cambio de valores. Jesús advierte que no se puede servir a Dios y a las riquezas. Preocuparse por el dinero y las posesiones, complicándose la vida y deseando acumular riquezas para beneficio personal significa que las enseñanzas bíblicas no se han puesto en práctica.

Dando Generosamente

La Biblia nos enseña a dar con alegría y abnegación por medio de la iglesia y en forma proporcional en agradecimiento a las bondades de Dios. Los cristianos no reclaman sus posesiones como propias, pero administran todos sus recursos, incluyendo el tiempo, el dinero, las habilidades e influencias en maneras generosas que glorifique a Dios. No desprecian a los pobres sino practican la ayuda mutua dentro de la iglesia y comparten lo que tienen con otros en necesidad. EL pueblo de Dios busca adoptar un estilo de vida de sencillez y contentamiento.

Génesis 1.28; Levítico 15.7-11; Salmo 24.1; 115.16; Proverbios 14.31; Amós 6.4-7; Malaquías 3.6-10; Mateo 6.19-34; 25.14-30; Lucas 6.38; 12.13-21; Hechos 2.42-47; 4.32-37; 1 Corintios 4.7; 16.2; 2 Corintios 8-9; Gálatas 6.7; Efesios 4.28; 1 Timoteo 6.6-10,17-19; Santiago 2.1-7,15- 16; 5.1-6; 1 Juan 3.16-18; Judas 11.

Artículo 16
– El Trabajo, El Descanso Y El Día Del Señor

Creemos que el modelo para la actividad humana es el acto de la Creación. Debido a la corrupción del ciclo de trabajo y descanso que el pecado ha inducido, Dios llama al pueblo redimido a restaurarlo y ponerlo en el lugar apropiado.

El Trabajo

Como criaturas hechas a la imagen de Dios, los cristianos imitan al Creador trabajando fielmente según sus posibilidades. Deben usar sus habilidades y recursos para glorificar a Dios y servir a otros. Ya que portan el nombre de Cristo, todos los creyentes deben a trabajar honesta y diligentemente y a tratar a los demás con respeto y dignidad.

El Descanso

Así como Dios descansó el séptimo día, llama el ser humano a observar tiempos de descanso regulares. El descanso es un acto de gratitud por lo que Dios ha provisto. Es un acto de confianza, recordando que no es su trabajo quien los sustenta sino Dios. Descansar es un acto de esperanza, anticipando el futuro descanso asegurado por la resurrección de Jesús.

El Día del Señor

Siguiendo el ejemplo del Nuevo Testamento, los creyentes se reúnen el primer día de la semana para conmemorar la resurrección de Cristo y la venida del Espíritu Santo. En el día del Señor los creyentes se dedican gozosamente a la adoración, a la instrucción de la Palabra, al partimiento del pan, a la oración, al compañerismo y al servicio, limitando su labor a trabajos de necesidad y obras de caridad.

Génesis 1.26-31; 2.15; 3.14-19; Éxodo 20.8-11; Levítico 25.1-7; Deuteronomio 5.12-15; Salmo 46.10; 95.6-11; Eclesiastés 3.13; Marcos 2.23- 3.6; Lucas 24.1-36; Hechos 2.1; 20.7; Romanos 14.5-10; Efesios 6.5-9; Colosenses 3.22-4.1; 2 Tesalonicenses 3.6-10; Hebreos 4.1-10; 10.23-25.

Artículo 17
– El Cristianismo Y Otras Creencias

Jesús es el Único Camino

Creemos que la gracia salvadora de Dios en Cristo Jesús es la única manera de reconciliar a la humanidad con Dios. Aunque la salvación está disponible a todos, solamente los que ponen su fe en el Señor Jesucristo tienen la seguridad de la vida eterna.

Testigos Universales de Dios

Dios no ha dejado a nadie sin alguien que le testifique de las bondades y el poder del Creador. Debido a la rebelión humana, las personas han escogido eliminar la verdad. Aunque se encuentran elementos de la verdad en otras religiones, las Escrituras nos advierten contra las falsas enseñanzas. Los cristianos tratan a las personas de otras creencias y filosofías con respeto, pero con amor y urgencia proclaman a Cristo como el único camino de salvación para todas las personas.

La Soberanía de Dios

Dios ama al mundo y no quiere que nadie perezca. En Su gracia soberana, Dios se puede comunicar con las personas en formas más allá de la comprensión humana. La Biblia enseña que los que rechazan el evangelio están bajo el juicio Divino; el destino eterno de los que nunca oyeron el evangelio está en las manos de Dios. Nuestro deber es proclamar a Cristo como el único camino de salvación para todas las personas en todas las culturas. El juez de toda la tierra hará lo que es justo.

Génesis 18.25; Salmo 19.2-4; Eclesiastés 3.11; Isaías 46.1-10; 55.8-9; Ezequiel 33.1-20; Jonás 1- 4; Mateo 8.5-13; 25.31-46; 28.18-20; Marcos 7.24-30; Lucas 9.51; 12.47-48; Juan 1.12; 3.16,36; 4.8-42; 12.12-26; 14.6; Hechos 1.8; 4.12; 10.1-8, 34-36; 14.16-17; 17.22-31; Romanos 1.18-24; 2.1-16; 10.9-21; 11.33-35; 1 Corintios 3.11; 12.3; 1 Timoteo 2.4-5; 2 Pedro 3.9; Apocalipsis 20.15.

Artículo 18
– El Triunfo Final De Cristo

Creemos que nuestro Señor Jesucristo volverá en forma visible y triunfante al final de la era presente. La iglesia siempre debe estar preparada para encontrarse con el Señor, viviendo a la espera de Su regreso inminente.

Los Últimos Días

En estos últimos días, entre la primera y la segunda venida de Cristo, la iglesia avanza su misión en el mundo. En ocasiones los cristianos han sufrido y sido perseguidos por ser testigos de Cristo. Debido a la oposición de los poderes malignos a la iglesia se le asegura la victoria final del reino de Cristo. Estos últimos días tendrán su final cuando Cristo regrese.

La Muerte

Debido a que Cristo venció la muerte por medio de Su resurrección, ahora los creyentes no tienen que temer a la muerte, el último enemigo. Los seguidores de Cristo se van con el Señor cuando ellos mueren. Cuando Cristo regrese serán resucitados y también recibirán cuerpos nuevos. Los creyentes que estén vivos cuando Cristo regrese serán transformados y también recibirán cuerpos nuevos y gloriosos, listos para vivir en el reino de Dios.

El Juicio

Cuando Cristo regrese, Él destruirá todo poder maligno, incluyendo el anticristo. Satanás y todos los que rechazaron a Cristo serán condenados al castigo eterno en el infierno, separados para siempre de la presencia de Dios. Los creyentes deberán aparecer ante el tribunal de Cristo para que sus vidas sean examinadas y su trabajo recompensado. Por la gracia de Dios ellos entrarán al gozo del reino de Dios.

La Nueva Creación


Todos los hijos de Dios serán congregados con Cristo cuando Él aparezca y reinarán con Él en Gloria. El dolor, tristeza y muerte serán anuladas y todos los redimidos se reunirán en el nuevo cielo y nueva tierra donde adorarán paras siempre a Dios en compañía de los ángeles. Dios hará todas las cosas nuevas y será el todo en todos, esta es la esperanza bendita de todos los creyentes.

Mateo 24.29-31; 25.13; Marcos 13.32-37; Lucas 16.9; 23.43; Juan 14.1-3; Hechos 2.17; Romanos 8.18-22; 1 Corintios 3.13-15; 15-26; 2 Corintios 5.10; Filipenses 1.23; 1 Tesalonicenses 4.13-18; 5.1-11; 2 Tesalonicenses 1.5-12; 2.1-12; Tito 2.13; Hebreos 1.2; 9.26- 28; 1 Pedro 1.20; 4.7; 1 Juan 2.18; 3.2-3; Apocalipsis 19.17-21; 20.7-15; 21-22.

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Para ordenar la Confesión de Fe en forma de folleto, comuníquese con Donna Sullivan en office@usmb2stg.wpengine.com o llamando al 800-257-0515.

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